miércoles, 4 de mayo de 2011

Una historia triste

Solamente se levantó de su mesa hasta haber dado el ultimo sorbo de vino que había en su copa, tomó su portafolio y de él cayó un titulo que lo certificaba como profesional, lo había llevado consigo durante varios meses, no se había atrevido a ponerlo en un marco y colgarlo en la pared de su casa, ¿para qué hacerlo, nadie más lo iba a ver?.


Al recogerlo, una lluvia de recuerdos inundaron su mente con velocidad, se recordaba así mismo el día que lo había recibido, llegó solo, sin ninguna compañía, al ser llamado subió al estrado, recibió los saludos de rigor y luego se retiro del recinto, sin siquiera volver a sentarse, sin esperar a que terminará la ceremonia y compartir con sus compañeros las tradicionales fotos, era demasiado doloroso, prefería alejarse y no tener que dar explicaciones.


Sabía que su teléfono iba a sonar insistentemente, lo sabía porque en una masoquista actitud lo dejo encendido, realmente no comprendía porque lo hacia, a lo mejor como una última esperanza de sentirse apreciado.


De regreso a su casa, sintió hambre, se detuvo en un restaurante de comida rápida y ordenó algo, que luego en la soledad de su casa consumió acompañado de una cerveza. Observando su reflejo en un espejo se dijo así mismo: “lo has logrado”, luego vio como una gruesa lagrima surco su mejilla, sola, única, era el único momento en que se pudo permitir sentirse solo, sentirse abandonado.


Pasados los recuerdos, volvió a poner el título en su portafolios, dejó sobre la mesa el dinero para pagar la cuenta, salió a la oscura noche, llena de lluvia, llena de caras sin rostros que indiferentes pasaban a su lado. Nadie sabía quien era él, y no quería que lo supieran.


Se arropó y se lanzo a caminar, sin un rumbo, sin un futuro y con un pasado que deseaba olvidar....