Un poema es un ser que quiere nacer, y su parto no puede ser retrasado porque de lo contrario muere, para escribir un poema no hay una hora, un lugar o un día, simplemente llega la necesidad de hacerlo, de dejar que el alma se exprese, que los sentimientos se transformen en figuras, imágenes escritas con unas comas demás y unos puntos de menos.
Se escribe porque se siente, porque así se le necesita, se escribe no por obligación sino por convicción, se puede llorar, reír, cantar e incluso amar con un poema.
Para quien lo quiere hacer, debe saber que los poemas son furtivos, rondan en la vida, en los ecos del ayer, en los hechos del presente y las esperanzas del mañana. Escribe quien tiene vida, escribe quien generalmente lleva heridas en el pecho que a veces dejan cicatrices que de cuando en cuando sangran.
Sea como fuere un poema se escribe porque así lo exige ese sentimiento de desahogo, de grito que llevamos adentro, no se hace por reconocimiento o por dinero ya que eso sería prostituir un poema, se hace y se comparte libremente sin esperar nada a cambio.
Se hace porque el escritor dibuja su historia con palabras, con gestos plasmados por la tinta en el papel, yo espero que cuando la Parca toque mi puerta, sentado frente al sol del poniente pueda entregarle en un poema mi vida, lo que fui, lo que quise ser, aquello que hice y aquello que deje de hacer.