martes, 31 de mayo de 2011

En una noche

Se acercaron el uno al otro, sintiendo la piel sobre la piel. Había pasado mucho tiempo, pero la sensación no era nueva, con cada contacto una explosión de pasiones y recuerdos recorrió cada uno de sus sentidos.

Con aliento caliente pero tierno cada uno exploró al otro, cada uno fue recordando los caminos andados, caminos en donde las huellas quedaron marcadas con el fuego de la pasión.

Juntos bajo el aterciopelado cielo, a la vista celosa de las estrellas, entre amor y amor se contaron lo vivido, se renovaron las risas y las lagrimas.

Poco a poco la noche fue pasando, poco a poco el cielo fue caminando sobre ellos, mirando de reojo el amor y la pasión desenfrenada de los amantes.

La noche fue dando sus últimos suspiros, en el naciente, se observada el hilo dorado, del nuevo día que se acercaba como un ciervo curioso se acerca a lo desconocido. Un nuevo beso, un nuevo calosfrío que recorre cada centímetro de la piel, un nuevo amor, una nueva explosión.

Las últimas estrellas, se despiden, mientras que el Sol va naciendo en un rito que enrojece el cielo, las aves despiertan para cantar al nuevo día recién nacido, un día de solo veinticuatro horas de vida, un niño que pronto será joven, adulto, anciano y morirá.

Aun respirando, los dos se besan por última vez, se recuerdan que sus caminos llevan rumbos de norte y sur, de este y oeste, se ven una vez más, ella observa su cuerpo aun firme, el mira sus ojos verdes.

Después de muchos años un nuevo hasta pronto surge de alguno de ellos.

sábado, 21 de mayo de 2011

Renaciendo a la vida....

Después de llegar a su casa, pudo observar que todo estaba igual que en la mañana, igual que muchas otras mañanas.

Después de encender una luz de la sala, caminó lentamente hacia un sofá y se dejo caer sobre el de una forma pesada. Sentía no solo el peso de la ropa mojada por la lluvia, le pesaba la soledad, le pesaba el pasado, le pesaba el alma.

Cerro sus ojos y por su mente pasaron recuerdos que había deseado poder borrar, recuerdos que por más que quisiera olvidar no podía, era como una tortura malévola que le perseguía en todo momento.

Cada imagen, cada sensación recordada le hería el alma, cada sentimiento le robaba su paz, su futuro.

Lentamente se incorporo y se dirigió a buscar algo de comer, hacía días que no hacía compras, sabía muy bien que tenía que poner un alto, que tenía que cambiar su rumbo, el cual lo llevaba en busca de su fin. Pero ¿como cambiar, como luchar?, antes lo había hecho, antes había levantado un muro, pero como todos los muros, se había caído y hecho añicos.

No había nada que comer, no había nada que beber salvo una cerveza, lentamente se retiró a su habitación busco a tientas la luz en la habitación oscura y fría.

En su cama se tendió, se acurrucó y cerrando los ojos, forzando a su mente a estar en blanco, lentamente se fue durmiendo, con la esperanza de no tener sueños.

Al poco tiempo la alarma sonaba, la luz ingresaba por un resquicio inaugurando el nuevo día, poco a poco abrió sus ojos, sabía que al menos no tenía que dejar la cama pronto, era sábado, afuera la lluvia golpeaba con fuerza los techos provocando un ruido recurrente y repetitivo que invitaba a dormir.

De pronto su teléfono sonó, en su pantalla aparecía un número desconocido, lo que normalmente hubiera ignorado, pero algo en su interior lo motivó a contestar. Era una voz del pasado, una voz agradable que hacía tiempo había dado por perdida, por desaparecida.

Su corazón experimento una sensación olvidada, una sensación de calor, poco a poco fue despertando escuchando cada palabra que lo saludaba, que le preguntaba por su vida, por sus sueños, por sus metas.

Media hora después, bajo el agua de su ducha, repasaba lo inesperado que había iniciado el día, salió del agua, busco su ropa y salio a la calle en busca de algo para desayunar, luego más tarde tendría una cita para almorzar.....

miércoles, 4 de mayo de 2011

Una historia triste

Solamente se levantó de su mesa hasta haber dado el ultimo sorbo de vino que había en su copa, tomó su portafolio y de él cayó un titulo que lo certificaba como profesional, lo había llevado consigo durante varios meses, no se había atrevido a ponerlo en un marco y colgarlo en la pared de su casa, ¿para qué hacerlo, nadie más lo iba a ver?.


Al recogerlo, una lluvia de recuerdos inundaron su mente con velocidad, se recordaba así mismo el día que lo había recibido, llegó solo, sin ninguna compañía, al ser llamado subió al estrado, recibió los saludos de rigor y luego se retiro del recinto, sin siquiera volver a sentarse, sin esperar a que terminará la ceremonia y compartir con sus compañeros las tradicionales fotos, era demasiado doloroso, prefería alejarse y no tener que dar explicaciones.


Sabía que su teléfono iba a sonar insistentemente, lo sabía porque en una masoquista actitud lo dejo encendido, realmente no comprendía porque lo hacia, a lo mejor como una última esperanza de sentirse apreciado.


De regreso a su casa, sintió hambre, se detuvo en un restaurante de comida rápida y ordenó algo, que luego en la soledad de su casa consumió acompañado de una cerveza. Observando su reflejo en un espejo se dijo así mismo: “lo has logrado”, luego vio como una gruesa lagrima surco su mejilla, sola, única, era el único momento en que se pudo permitir sentirse solo, sentirse abandonado.


Pasados los recuerdos, volvió a poner el título en su portafolios, dejó sobre la mesa el dinero para pagar la cuenta, salió a la oscura noche, llena de lluvia, llena de caras sin rostros que indiferentes pasaban a su lado. Nadie sabía quien era él, y no quería que lo supieran.


Se arropó y se lanzo a caminar, sin un rumbo, sin un futuro y con un pasado que deseaba olvidar....